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Sincronicidad es un término acuñado por el psicólogo suizo Carl Jung como explicación de los acontecimientos aparentemente coincidentes, pero significativos, que ocurren en el mundo exterior y que no tienen una causa evidente. Jung definió la sincronicidad por primera vez en la década de 1920 como la ocurrencia simultánea de dos acontecimientos significativos pero no relacionados causalmente.
Jung creía que la vida no era una sucesión de acontecimientos aleatorios, sino la expresión de una exigencia y un orden más profundos, a los que él y Wolfgang Pauli, otro padre de la mecánica cuántica, denominaron Unus Mundus. Esta exigencia más profunda dio lugar a la idea de que el individuo estaba inmerso en la totalidad universal y que su reconocimiento era algo más que un ejercicio intelectual, sino que también tenía elementos de un despertar espiritual sobrenatural.
Desde el punto de vista religioso, la sincronicidad tiene cualidades comparables a las de una "intervención de la gracia". Jung también creía que en la vida de un individuo, la sincronicidad cumplía una función similar a la de los sueños: llevar la especulación cognoscitiva egocéntrica del individuo a una mayor completitud.
Carl Jung desarrolló sus ideas sobre la sincronicidad en parte a través de conversaciones con Albert Einstein. Escribió sobre la sincronicidad sólo después de que Wolfgang Pauli lo convenciera de hacerlo. La sincronicidad comparte algunos puntos destacados con el fenómeno físico del entrelazamiento y la maravilla real de la trampa, mediante la cual se ha descubierto que partículas físicas a distancias inmensamente grandes entre sí se conectan instantáneamente. La sincronicidad va más allá de la realidad, el tiempo y el espacio.
Por ejemplo, una persona puede tener la experiencia sincrónica repetida de llamar a alguien y, al mismo tiempo, esa persona le llama. ¿Alguna vez has estado pensando en alguien y esa persona te ha llamado al minuto siguiente? ¿O has soñado con encontrar algo valioso y lo has encontrado unos días después? Según Jung, estos son ejemplos de sincronicidad.
No muchas personas están familiarizadas con el concepto de autodesarrollo de la conciencia de la sincronicidad. Jung sugiere que la capacidad de reconocer la sincronicidad se puede entrenar y mejorar. Esto se logra mediante una mayor conciencia y la capacidad de captar y analizar las diferentes circunstancias en las que uno se encuentra. Si es capaz de desarrollar una mayor capacidad para reconocer la sincronicidad en los acontecimientos cotidianos, descubrirá todo tipo de motivaciones que lo impulsarán en su camino hacia el éxito. A través de la sincronicidad, es posible descubrir nuevas ideas, conocer personas importantes y abrir las puertas a una vida más feliz, más saludable y más plena.
Si se tiene en cuenta el concepto de sincronicidad de Carl Jung, las posibilidades de entrar en contacto con esta magia son ilimitadas. Es un fenómeno que se observa con frecuencia en la vida cotidiana, solo hace falta un ojo agudo para observarlo.
Por ejemplo, si deseas tener una relación con el amor de tu vida, es posible que conozcas a personas que te lleven hacia él o ella cuando sea el momento adecuado. Cada encuentro con alguien es un evento de sincronicidad que te indica el camino hacia tu objetivo en un momento específico de tu vida.
Recibimos mensajes de advertencia en nuestros sueños, ¿por qué no podemos recibirlos también en la vida consciente? Nuestra mente inconsciente influye mucho en nuestro comportamiento y, al mismo tiempo, también puede comunicarse con nosotros. Las señales y los presagios espirituales (o instancias de sincronicidad) son la forma que tiene la mente inconsciente de guiarnos.
Como todo está formado por pequeños átomos vibrantes (también conocidos como energía), la sincronicidad también podría ser una manifestación de armonía global/ambiental, donde las frecuencias y vibraciones del momento se sincronizan entre sí en perfecto equilibrio (o Unidad) produciendo experiencias tan asombrosas.
Esta teoría afirma que los buenos y malos acontecimientos de la vida son causados por nuestros pensamientos y sentimientos. Por lo tanto, “lo similar atrae a lo similar”, lo que posiblemente explique por qué se produce la sincronicidad.
También se piensa que la sincronicidad es una manifestación de habilidades psíquicas donde, por ejemplo, intuimos que cierta persona nos llamará o que nos sucederá un evento significativo, y así sucede.
Aquí hay un video sobre la Ley de Atracción y Sincronicidad de Sadhguru de una manera simplista.
Dar la bienvenida a la sincronicidad en tu vida es sencillo. A continuación, se indican algunas prácticas básicas y cambios de mentalidad que puedes adoptar:
La sincronicidad se puede reconocer en nuestros sueños, símbolos, números, eventos “aleatorios”, conversaciones, encuentros espontáneos y muchas cosas así.
La sincronicidad también puede ayudarte a despertar a tu máximo potencial y servirte de guía para ponerte en contacto con tu yo interior o, en palabras de Jung, ayudarte en tu camino de individuación. También puedes considerarla como la forma que tiene el Universo de enviarte señales de que estás yendo por el camino correcto o el camino que estaba destinado a que recorrieras.
La sincronicidad es diferente para cada persona, es tan única como las necesidades y los deseos de cada una. Algunas "categorías" comunes de sincronicidad son eventos como ver números repetidos (como 11:11), pensar en algo y que luego suceda, estar en el lugar correcto en el momento correcto, soñar con personas/animales/lugares y luego verlos repetidamente en la vida real, ver símbolos repetidos (como el símbolo del infinito, el triángulo, el árbol de la vida, etc.).
¿Puedes pensar en otras formas comunes de sincronicidad?
Un gran número de entusiastas del universo creen que la sincronicidad es como un "guiño" fuerte y poderoso del Universo que nos dice que sí, que estamos en el camino correcto. También se cree que la sincronicidad es una forma de guía del Ser Superior; una forma de mostrarte a dónde ir y qué hacer a continuación en tu vida a medida que avanzas en tu despertar espiritual.
Las ideas de Carl Jung sobre la sincronicidad se pueden utilizar de manera eficaz en la terapia. Si un profesional es capaz de ayudar a un paciente a extraer valor de los acontecimientos fortuitos, le ayudará a superar los patrones de pensamiento negativos y las creencias autolimitantes. Esto se hace con la comprensión fundamental de que la mente busca curarse a sí misma y obtendrá dirección y significado de los acontecimientos aparentemente fortuitos.
Si te interesa presenciar la sincronicidad por ti mismo, puedes aumentar la frecuencia de los eventos sincrónicos estableciendo y persiguiendo metas. Cualquiera que sea tu meta, debe ser sincera y totalmente digna de tu búsqueda. Si eres capaz de cultivar un deseo ardiente de alcanzar esa meta, descubrirás que las señales comenzarán a indicarte el camino para lograrla. Esto puede presentarse en forma de personas que conozcas, sucesos inusuales pero relacionados y destellos de intuición.
Lamentablemente, no existe una manera científica u objetiva de determinar si la sincronicidad es válida o no; todo se basa en opiniones y experiencias personales subjetivas y definiciones flexibles. Sin embargo, hay investigaciones recientes que intentan explicar científicamente cómo podemos identificar, comprender y quizás incluso controlar la frecuencia de las coincidencias en nuestra vida cotidiana. El Dr. Bernard Beitman, un destacado experto en estudios de coincidencias, propone la noción de "células reticulares" ubicadas en el cerebro, cerca del hipocampo, como atribución a la sincronicidad.
Sin embargo, la sincronicidad es una idea filosófica interesante y, al final, lo que importa en nuestras relaciones con los demás se basa en la confianza. La confianza es un ingrediente fundamental (y posiblemente incluso el más importante) para determinar si nuestras relaciones funcionarán o no. La confianza es un concepto enorme, con definiciones que cambian según la disciplina en la que se defina. Creo que la confianza es un impulso humano para la supervivencia, así como la fuerza motriz que nos permite seguir adelante en la vida.
¡¡Feliz sincronización de tu vida con el Universo!!